sábado, 5 de diciembre de 2009

Introducción

ACERCA DEL PROPÓSITO Y LOS ALCANCES DE ESTE BLOG (2.0)

Cuando en 1895 los desprevenidos ciudadanos de París vieron por primera vez la proyección de imágenes en movimiento, su respuesta lógica y comprensible fue la de considerar aquel extraño artefacto como un acto de magia. Desde ese momento, la historia de “la caja mágica de los hermanos Lumière” se ha encargado de dar la razón a estos improvisados espectadores.
A lo largo de los más de cien años con que ya cuenta, el cine se las ha ingeniado para sorprendernos con sus creaciones, para asombrarnos con sus adelantos, para atraparnos con sus códigos artísticos. Durante todo este tiempo, su campo se ha diversificado, ampliado, innovado y reconstruido a tal velocidad que aún para los más adelantados las producciones cinematográficas siempre guardan algún elemento maravilloso que viene a renovar el espíritu de aquella remota primera proyección.
Tal vez sea ese aspecto el que más nos seduce del cine: su capacidad para estimular la imaginación, a través de historias y situaciones verosímiles, pero fantásticas al mismo tiempo; esa capacidad que tiene de transportarnos a mundos imaginarios en los que todo es conocido y también ajeno: la capacidad de representar el mundo y que parezca nuevo en cada oportunidad.
Ahora bien, captar esa magia del cine es un ejercicio que puede hacerse desde dos puntos de vista: uno empírico de disfrute y recreación y otro de reflexión y análisis. Ambos entrañan peligros. El primero que nuestra tolerancia se haga tan laxa, flexible, engañosamente diplomática e incluyente, que cualquier producción fílmica pasa por cine; el segundo que nos embriaguen los innecesariamente elevados tecnicismos de la crítica especializada y terminemos por perder el goce de aspectos arbitrarios que llegan a ser la verdadera belleza de un filme en particular.
He llegado a creer que del tortuoso viaje que emprendieron las humanidades hacia una metodología más rigurosa y cercana a las ciencias comprobables el peor saldo ha sido el de haber obtenido a cambio un discurso tan complejo que escapa al interés y la comprensión de la mayoría de las personas. Las teorías sobre la literatura y el cine, principalmente, tienden a construirse sobre postulados muy intrincados y textos que terminan por ser palabrería aburrida para la mayoría de los lectores y espectadores.
Sin embargo, no quiere esto decir que yo no reconozca la importancia de los valiosos trabajos hechos por autores como Tzvetan Todorov, Francesco Casetti o Gilles Deleuze, teorías necesarias y fundamentales para la comprensión del fenómeno en un nivel académico.
Lo que planteo es que también es necesario —y fundamental— la creación de espacios intermedios entre el disfrute y la reflexión, en los que podamos ejercer el vanidoso derecho a dar nuestra opinión sobre un filme con un lenguaje asequible para unos y los suficientemente respetuoso para otros. Es un reto considerable, pero vale la pena intentarlo.
Por ello es propósito de este blog reseñar aquellas películas que permitan dar mi visión general sobre los aspectos del cine que considero importantes, resaltando, cuando sea posible y útil, los vínculos con la literatura, la música, la arquitectura, la historia, la filosofía, que pueda tener una obra en particular. También espero que este espacio permita dar a conocer algunos títulos que por razones ajenas a su calidad artística, sobre todo asociados a su nacionalidad o distribución, sólo se mencionan de pasada o erróneamente.
Tal vez debo decir aquí que la idea de este blog surgió de extendidas y amenas conversaciones en Delta Hideaway, donde a veces se me ha señalado como un tecnicista en la apreciación del cine, por lo que algunas de las ideas expuestas más arriba pueden sonar para algunas personas que me conocen como un maquillaje de mi posición real respecto al tema. Pero me anticipo a esta conclusión, señalando que esta observación ha venido de personas a quienes respeto y aprecio, por lo cual he querido rectificar esa actitud de mi parte, siempre desintencionada y hasta cierto punto inconsciente, con la creación de un espacio en el que trataré de dar la relevancia justa a cada aspecto de los filmes comentados.
Hay otra idea dándome vueltas en la cabeza desde el mismo momento en que surgió la oportunidad de escribir sobre este tema: Todas las artes desde siempre han tenido sus propias escalas de estimación sobre las creaciones que se realizan en su campo específico. Por poner un ejemplo, en la literatura la discusión sobre cuáles obras deben considerarse genuinamente literarias y cuáles no, o —aún más complicado— cuáles obras son buenas y cuáles malas ha dado lugar a cientos de episodios y argumentaciones durante diferentes momentos de la historia. A la fecha, el acuerdo más satisfactorio al que han llegado las partes ha sido aceptar que existen ciertas instancias con la autoridad para determinar esto (organismos ligados a espacios académicos las más de las veces: centros de investigación, grupos literarios, y hasta editoriales).
Como respuesta a esta postura, se ha desarrollado toda una casta de lectores que, negando la validez de estos juicios, optan por una visión más personalista del asunto. Más arriba se insinuó una de las trampas que se corre bajo esta óptica: ser demasiado condescendiente. Por otro lado, es altamente probable que se termine por considerar que un libro es bueno o malo si me entretiene o no. Eso no es necesariamente cierto: un libro no es malo porque me haya aburrido o bueno porque me distrajo. La situación da para mucho más.
En vista de que en el cine la situación no difiere en nada, es decir, la gran carga de subjetividad que rodea la percepción del espectador determina su opinión sobre el filme, intentaré no agregar más leña a la hoguera, comentando el mayor espectro de géneros y títulos que sea posible bajo una mirada que combine subjetividad y objetividad, a fin de poder resaltar los elementos positivos cuando existan o señalar los negativos cuando ese sea el caso.
Ahora cuando termino estas líneas introductorias me pregunto si debí usar el plural al hablar de la realización de este blog, pues, este proyecto es también del abogado y escritor tachirense David Colina. Pero, de igual forma, me tranquiliza saber que David sabrá exponer sus consideraciones sobre el propósito de este espacio cuando lo considere pertinente. Si no lo hiciera expresamente, sus escritos acerca de la materia que ocupan a este blog de seguro lo harán.

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